Se llevan muchísimo las tazas personalizadas y tenía ganas de probar así que este verano aprovechando el relax del chalet me dediqué algunas tardes a ello. Más difícil dibujar en cerámica de lo que pensaba. Una vez más valoro mucho el trabajo de las personas que se dedican a esto porque tiene su truquillo y no es tan fácil quedarlas bien.
Mi hijo David me ayudó a ello, a lo que yo no llego llega él así que al final conseguimos sacar diseños bonitos. Casi todas las regalamos.
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